La maldad y la saciedad de un hambre interna por controlar el mundo y poder en su máxima expresión es la mejor definición si de simbiontes vamos a platicar dentro de este universo tan extenso de Marvel. Con una inicial introducción a este dichoso universo en el año de 1963 en la cadena de comics de los títulos de “the amazing spider-man” a cargo de la protagonización del simbionte los creadores Mike Zeck y Jim Shooter fueron los implícitos para traer a nosotros el comienzo de los primeros simbiontes dentro de una gran serie de seres existentes hasta la actualidad.
Los simbiontes se introdujeron siendo una raza
extraterrestre en búsqueda de un nuevo hogar para saciar sus necesidades y
apropiarse del entorno, pero en su llegada a diversos mundos si el entorno no
era el adecuado para que ellos lograran con eficacia su supervivencia comenzaban
en la exploración de un nuevo rincón en el universo para establecerse y poder
conseguir sus objetivos característicos que lograr una vida plena en asociación
con el ambiente en el que se encuentren.
Como sabemos la simbiosis trata de una incorporación que
simpatiza al juntar dos especies sin importar sus variedades con el fin de un
beneficio en el perfeccionamiento importante de la mejora y el avance
progresivo para establecer totalmente lo que deriva de vida.
En Marvel el simbionte tiene una función particularmente
igual en donde este ser de mezcla viscosa busca un cuerpo vivo para adaptar
todas sus características y otorgarle ciertos atributos que ellos gozan como
una fuerza sobrenatural, regeneración, sentidos agudos sumamente sobrepasando a
lo que podríamos considerar sobrehumano y un total control del ser vivo al
simbionte como del simbionte al ser vivo.
Como ejemplo de todos estos simbiontes uno de los dos más
famosos que existen podemos apreciar al simbionte de Venom y Carnage teniendo
de huéspedes a Eddie Brock y Cletus Kasady con dos propósitos muy diferente
dependiendo del ser al que se integran.