Siguiendo la teoría de que todas las secuelas son malas, gracias a su dependencia con lo que alguna vez fue una buena entrega que todos recordaran, surge una continuación en la cual el desarrollo consta en repetir ciertas acciones que hicieron que la primera fuera prestigiosa haciendo que su secuela caiga en el estancamiento denegando la oportunidad que la historia cumpla con estándares creativos que la conviertan en una nueva entrega con las ciertas y específicas características para hacer una historia jugosa que quedará posicionada en la memoria de muchos.
¿Deadpool goza de ello o no?, ¿qué goza cada una de ellas?,
¿se vuelve repetitiva?, ¿son un rotundo fracaso o un rotundo éxito?, se genera
muchas preguntas en torno a nuestro deber de elegir ¿cuál es la mejor?, para
gustos colores pero para Deadpool nos debemos de poner la máscara y pensar como
él, Deadpool goza de un par de película que por obviedad se aleja de lo que
estamos acostumbrados de observar de un héroe, su estilo no es salvar es más
exterminar y ambas entregas nos lo deja muy claro.
La primera entrega goza de algo muy peculiar que la segunda
jamás va a poner como prioridad sino que desarrollara el futuro sin fijarse en
el pasado, el origen de pool, después de toda esa historia de venganza su
origen es muy marcado y fijado como una historia alterna para darle sentido a
su plan de venganza, quizá no desarrollada como cualquier historia en la que el
protagonista es el canal del poder y la superación, más enfocada en la parodia
de una vida trágica, le otorga la esencia burlona que deadpool le daría a su
propia historia.
Su segunda entrega es buena pero no alcanza el impacto de su
primera entrega, aunque esa es su mayor característica, el mundo esta cansado de
entender orígenes y en el caso de pool quieren verlo destrozando a sus
enemigos, pero para entender a un personaje como pool uno debe empezar a
comprender que una vez poniéndose la máscara debemos saber de dónde venimos y
la razón por la que hacemos todo lo que hacemos.
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